“Sé todo lo que haces… No eres ni frío ni caliente. ¡Pues sería bueno que fueras lo uno o lo otro! Como eres tibio, no frío ni caliente, te voy a escupir de mi boca (Apocalipsis 3: 15-16)”
Después de realizado el ejercicio de la caja de memoria, muchos conceptos quedaron rondando como posibles temas a desarrollar: intolerancia, idea de frontera, límite, simbolismo, etc. Pero finalmente opte por uno en particular, un concepto que definía a la perfección mi postura respecto a las problemáticas que me interesaba abordar: La ambigüedad, la pérdida de los límites, el punto en el cual el límite es tan amplio como los opuestos mismos o bien es tan delgado que perece inexistente. La ambigüedad como un fenómeno en el cual no se puede tomar partido ni por un bando ni por el otro, un terreno en donde la única postura razonable es mantenerse así: ambiguo.
Ahora bien, como nada funciona al azar, el conducto regular dictaba que antes de definir un proyecto final así sin más, debíamos crear maquetas con libertad de técnicas y medios para así “rumiar” los conceptos y las posibles soluciones finales. Las maquetas eran más que nada un esfuerzo para no “limitarse uno mismo” con concepciones arbitrarias y juicios apresurados. Mi resultado final fue, conjunto a la idea de ambigüedad, una serie de maquetas (en las fotos) en lenguajes tanto bidimensionales (como el “collage”) como escultóricos; en variados materiales tales como papel, yeso, diario, madera. Etc.
Después de realizado el ejercicio de la caja de memoria, muchos conceptos quedaron rondando como posibles temas a desarrollar: intolerancia, idea de frontera, límite, simbolismo, etc. Pero finalmente opte por uno en particular, un concepto que definía a la perfección mi postura respecto a las problemáticas que me interesaba abordar: La ambigüedad, la pérdida de los límites, el punto en el cual el límite es tan amplio como los opuestos mismos o bien es tan delgado que perece inexistente. La ambigüedad como un fenómeno en el cual no se puede tomar partido ni por un bando ni por el otro, un terreno en donde la única postura razonable es mantenerse así: ambiguo.
Ahora bien, como nada funciona al azar, el conducto regular dictaba que antes de definir un proyecto final así sin más, debíamos crear maquetas con libertad de técnicas y medios para así “rumiar” los conceptos y las posibles soluciones finales. Las maquetas eran más que nada un esfuerzo para no “limitarse uno mismo” con concepciones arbitrarias y juicios apresurados. Mi resultado final fue, conjunto a la idea de ambigüedad, una serie de maquetas (en las fotos) en lenguajes tanto bidimensionales (como el “collage”) como escultóricos; en variados materiales tales como papel, yeso, diario, madera. Etc.
Una vez construidas las maquetas, uno podía evidenciar “posibles” soluciones a “posibles” propuestas….suena como algo inconsistente, pero clase a clase la unión de todos los elementos (teóricos y prácticos) darían la claridad suficiente para ver en el horizonte una propuesta o, como sería en éste caso, unas “propuestas” a lo que sería el proyecto propiamente tal...
No hay comentarios:
Publicar un comentario